Centro de Altos Estudios Musicales

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© Roland Halbe

El proyecto del Centro de Altos Estudios Musicales en Santiago de Compostela se sitúa dentro de la Finca Vista Alegre, uno de los espacios verdes más destacados del entorno próximo al casco histórico de Santiago. Definida como un parque universitario, la Finca Vista Alegre recoge un conjunto de edificaciones cuyo propósito es albergar actividades de orden académico e investigación. Nos encontramos aquí con la Casa de Europa, el Centro de Estudios Avanzados, el IDEGA (centro de investigación universitario) y el Centro de Altos Estudios Musicales, dedicado a estudios postgrado de perfeccionamiento musical, destinados a la formación de los músicos de la orquesta de Galicia.

© Ensamble Studio

La propuesta surge de un concurso abierto que solicitaba la inserción de un pabellón, cuyo programa exigía el desarrollo de aulas para la enseñanza de música, con  volumetría, alturas, ocupación y material definidos, en un ejercicio antisimétrico, al contraponerse al pabellón construido por Portela, de iguales dimensiones y material.

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Desde el punto de vista funcional, los requerimientos acústicos de las distintas estancias fueron condicionantes en el diseño. Por ello, los habitáculos que requieren mayores solicitaciones acústicas se acogen en un gran basamento enterrado de hormigón, que conforma el asiento del edificio, los accesos y regula las rasantes de la topografía. Estas son las aulas de mayor tamaño (auditorio, electroacústica, percusión…), y las que reúnen a un mayor número de alumnos y público ocasional.

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Las plantas superiores se ordenan por coronas que se recorren por el anillo interior y que van disminuyendo su tamaño y carácter público según se desarrollan en altura, siendo la planta superior destinada a cabinas de estudio y despachos de profesores.

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La sillería de la fachada se compone de piedras que han abierto a la contra, buscando el plano de estereotomía natural que hace que el granito abra más fácilmente. No se trata de costeros, sino un sistema constructivo que utiliza técnicas de barrenado para romper el “azucarillo”, utilizando igualmente las partes laterales, pero dentro de una labor de replanteo del proceso constructivo de apertura y corte de la piedra. Se busca la expresión constructiva de la piedra tal y como, remontándonos a Egipto y Roma, nos  ha enseñado la historia.

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La percepción del edificio a diferentes distancias define planos de lectura superpuestos. Desde la lejanía, el edificio se deja caer en el terreno. Se adhiere, sin continuidad alguna, a un tapiz de hierba verde que conforma la superficie vital de la finca, recortando su figura en el espacio del jardín de una manera rotunda; es una roca con voluntad cúbica. Al situarnos en un plano medio de observación, contemplamos como el borde, el límite que antes perfilaba una forma casi perfecta, deja paso a la indefinición; aparece el trazo de una línea quebrada, que va deformando aristas, y una vibración superficial de luz, materia y sombra bajo un ritmo a siete partes.

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Nos acercamos un paso más y rompemos la forma; las piezas saltan, expresando su materialidad más abrasiva y definiendo huecos que nos dan la escala constructiva del edificio, incisiones de luz que sesgan la fachada y que percibidas a distancia transforman el hueco en una sombra que habla de sustracción (cuasi química) de masa por la luz en un paramento, siendo las dos grandes perforaciones consecuencia directa del gran volumen interior.

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El proyecto se expresa desde la contraposición y dualidad, que tanto en la escala, el timbre y su materialidad construyen el espacio, alcanzando la complejidad. La distorsión, superpuesta a la armonía evoca la pureza de ambas condiciones espaciales, provocando inquietud tanto material como espacial. Ajeno a cánones, el edificio quiere desarrollar temas arquitectónicos dentro de una composición y geometría sencilla, recogiendo las resonancias espaciales de los ecos de sus límites, que en el exterior son la carballeira, el jardín, el agua y la luz galaica, y en el interior los planos de piedra que vienen cortados desde el exterior y que conforman el espacio. Se ha pretendido hacer una arquitectura plenamente enraizada con Galicia desde sus particularidades culturales y ambientales, marcando la memoria del lugar. Parece que el edificio siempre estuvo allí.

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Credits

  • proyecto > Antón García-Abril
  • colaboradores > Ensamble Studio (Bernardo Angelini, Eduardo Martín Asunción, Arantxa Osés, Débora Mesa, Andrés Toledo, Guillermo Sevillano)
  • emplazamiento > Santiago de Compostela (España)
  • programa > edificio para la formación
  • materiales > piedra
  • tamaño > 1.700 mq
  • fechas > 2002
  • creditos fotograficos > Roland Halbe

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